Si quieres estar deslumbrante en cualquier evento, en cualquier celebración o, incluso, cada día, presta atención a una parte de tu maquillaje que esta temporada cobra protagonismo.
Se trata de los pómulos, una zona que, habitualmente, solo se destaca con unos cuantos toques de brocha para realzar su rubor natural. Ahora, atrévete a ir un paso más allá y conviértelos en los verdaderos protagonistas de tu look.
Para aportarles una nueva dimensión, basta con seguir tres sencillos pasos y con hacerse con una paleta de color adecuada. Opta por una que contenga, al menos, cuatro tonos: uno claro, dos intermedios y otro bien profundo. Una buena opción es Master Blush de Maybelline, un producto pensado para potenciar específicamente la zona de los pómulos.
Coge la brocha, prepara tu pulso y utiliza cada tono de colorete así:
Paso 1
Primero, con el más claro, ilumina la zona. Traza una línea ascendente en diagonal, siguiendo la parte superior del hueso del pómulo. De esta manera, obtendrás la mejor base para aplicar el resto de colores y destacar tus pómulos.
Paso 3
Finalmente, remata el maquillaje de la zona con el tono más oscuro de todos. La finalidad de este color profundo es delimitar perfectamente los pómulos y destacarlos. Por eso, aplícalo siguiendo la diagonal que marca el hueso del pómulo y haz hincapié, en particular, en la parte inferior, cerca de la mejilla.
Paso 2
Luego, mezcla los dos tonos intermedios y aplícalos en la manzana -la zona más carnosa del pómulo-. Hazlo con movimientos envolventes, creando una sutil forma redondeada. Anímate y juega con estos colores y consigue un resultado más o menos marcado según prefieras. Si estás creando un look de noche, por ejemplo, no tengas miedo y abusa del color. Para el día, en cambio, modera la intensidad del color.