_ 12 abril, 2022

Aprende a quitar definitivamente las durezas de tus pies con estos tips y consejos. Conocidas popularmente como “duricias” o “callos”, y, de forma más técnica, como “hiperqueratosis”, las durezas son una lesión muy habitual en la piel de los pies que pueden resultar molestas y, también, antiestéticas.

 

Saber cómo se producen es la primera manera para poder evitar que vuelvan a aparecer o, al menos, minimizar sus efectos. Normalmente, las duricias no duelen, ya que, si nos producen dolor, se podría tratar de otra cosa: si la lesión crece hacia capas más profundas de la piel y tiene los bordes más definidos podría ser un heloma plantar u ‘ojo de gallo’ y requeriría otro tipo de tratamiento.

 

Si tenemos dudas, los especialistas en podología nos pueden dar pautas para elegir el calzado adecuado según nuestra forma de pisar y caminar, teniendo en cuenta otras patologías que puedan afectar, como diabetes, deformidades, mala circulación, etc.

 

 

¿Qué son las durezas de los pies?

 

 

Las durezas en los pies producen un engrosamiento de la capa más superficial de la piel en determinadas zonas del pie, como la planta, los talones o los dedos, tanto por abajo, habitualmente, en el dedo gordo, como por arriba, normalmente, en la zona de los nudillos de los dedos. Pero, ¿por qué se forman las durezas? Son consecuencia de un aumento de células muertas y descamadas por una presión continua en esta zona, que provoca que las células cutáneas produzcan más piel para defenderse.

 

 

 

 

¿Cómo podemos identificarlas?

  • Piel endurecida sin bordes definidos.
  • Color amarillento (por el cúmulo de queratina).
  • Textura áspera al tacto.
  • Sequedad.
  • Generalmente, no provocan dolor o molestia.

 

 

Causas para que se produzcan:

  • Mala pisada: si aparecen siempre en el mismo sitio, puede ser por una mala forma de pisar.
  • Calzado: El calzado inadecuado con punta estrecha, así como los zapatos de tacón, fomentan la aparición de durezas ya que oprimen el pie y los dedos.
  • Deformidad: si se tiene una deformidad en el pie, como juanetes o dedos en garra, martillo o mazo, también será propenso a poder sufrirlas, ya que producen más presión entre la piel y el calzado.
  • Deshidratación: la deshidratación del pie es un factor que también ayuda a la presencia de duricias, sobre todo, en la zona de los talones.
  • Calcetines: en ocasiones, si no usamos, la piel roza directamente con el material rígido del calzado, provocando las durezas. También, si los calcetines están mal colocados o arrugados también pueden potenciar su aparición.

 

Cómo quitar las durezas de los pies en casa

 

 

Acudir regularmente al podólogo es fundamental para evitarlas, pero, en nuestra casa también podemos intentar prevenirlas si seguimos estas pautas:

  • Piedra pómez: exfoliar las pieles muertas nos ayudará a prevenir la aparición de durezas. Es importante hacerlo de forma superficial y, ante cualquier lesión o irritación, acudir al especialista. Cómo debemos usarla:
    • Es aconsejable tener un rato los pies a remojo en agua tibia y jabón, o hacerlo durante la ducha, ya que la piel se reblandece y es más fácil quitar esas durezas. Cada uno debemos tener nuestra propia piedra pómez y no compartirla.
    • Realiza movimientos circulares alrededor de los talones o donde tengamos los callos para que sea más efectiva su eliminación.
    • En pies sanos, podemos usarla tres veces a la semana.
    • Tras cada uso, debemos lavarla con agua y jabón y secarla bien para que no se generen bacterias.
    • La piedra pómez no soluciona el problema de las duricias, puede ser un complemento para el cuidado de nuestros pies, pero no es un tratamiento. La piedra quita las pieles muertas más superficiales, pero si de verdad queremos que esas durezas desaparezcan, es necesario acudir a un podólogo.

 

 

 

 

  • Lava y seca bien tus pies: debe ser parte de nuestra rutina de higiene diaria.
  • Hidratación diaria: el uso de cremas hidratantes o loción de urea al 20-30% nos ayudará a prevenir la sequedad y, también, las durezas.
  • Usa un calzado adecuado, es aconsejable que sea: 
    • Amplio de horma para prevenir la presión en los dedos.
    • Que nos aporte estabilidad y con contrafuertes rígidos para sujetar bien el pie, además de evitar las suelas finas.
    • Fabricados con materiales de calidad y con tejidos transpirables.
    • Evitar el uso de tacones (no más de 3-4 centímetros).
    • No utilizar siempre el mismo zapato, alternar usando diferentes tipos para que la fricción no se produzca siempre en las mismas zonas.

 

 

Cómo eliminar las durezas de los talones

 

 

 

 

El mejor remedio es la prevención. En el caso de los pies, a menudo nos pasamos todo el otoño e invierno sin prestarles demasiada atención, hasta que llega el buen tiempo y los queremos ‘destapar’ y tener bonitos y libres de durezas. Las de los talones suelen ser unas de las más frecuentes porque la piel reacciona al ser comprimida y estar más expuesta a roces o fricciones, creando una cantidad mayor de queratina. A veces, estas durezas en el talón llegan a causar grietas que también deben tratarse de la forma adecuada. 

 

El uso de la piedra pómez, ya sea de forma manual o con aparatos eléctricos que existen en el mercado y la hidratación puede ayudar a prevenir estas durezas, pero, una vez aparecen, debe ser el podólogo el que utilice tratamientos concretos, como la delaminación de la zona, con los utensilios adecuados.

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